I'm falling for you

GANAS de estar contigo todo el rato, de que me digas cosas bonitas, de blackear hasta las tantas, de besarte, de que me cojas de la mano, de dormir contigo, de decirte te quiero.
MIEDO de ser la que quiere más, de que tú no sientas lo mismo.


The most amazing things can come from some terrible lies...

Nos guste o no, todos sabemos que el primer amor es el más importante de todos.
Y no me refiero al primer niño con el que saliste cuando tenías 12 años, con el que te diste tu primer piquito, el primero que te cogió de la mano o te escribió un poema. Me refiero a ese que te enseñó lo que realmente es amar. Puede que encuentres a esa persona a los 15 años, o a los 20 o a los 40, nunca se sabe, para esto no existe límite de edad.
Ese amor que nunca más volverás a sentir, que eclipsa a todos los que vinieron antes y los que vendrán después.
Él, mi primer amor, sabe perfectamente que lo fue para mí, y yo se perfectamente que yo para él fui una más; no tiene por qué ser recíproco. Pero es que nada es igualable a lo que él me hizo sentir. Esa sensación de tener el corazón lleno, el estómago vacío con un nosequé siempre revoloteando por ahí, la cabeza en las nubes, monopolizada por él, él, y sólo él. El estar pendiente de él todo el día, las ganas de verle constantes e insaciables, el saber que era sólo mio, y yo ser sólo suya, de nadie más, por siempre y para siempre, en cuerpo y alma, poner mi vida en sus manos, mi sonrisa en su boca, entregarle todo lo mio y tener la esperanza de que eso duraría para siempre.
Y ahora que hace casi 1 año que todo terminó, miro hacia atrás y lo recuerdo con una media sonrisa en los labios. Él me enseñó a amar, pero también me terminó desgarrando el corazón, mató mi alma y se llevó consigo mi esencia. Me convirtió en una persona totalmente nueva, se llevó mi inocencia y me hizo más mayor. 
Por eso es el más importante de todos. Porque con él sentí lo que nunca más volveré a sentir, llegué a lo más alto alcanzando la felicidad, y descendí a lo más bajo cuando se fue. 
Encontré lo mejor que me pasará a lo largo de mi vida, y me perdí a mí misma.
Y lo que no puedo evitar, es el miedo a no volver a sentir lo mismo nunca más.


LA MISMA NOCHE QUE HACE BLANQUEAR LOS MIMOS ÁRBOLES.
NOSOTROS, LOS DE ENTONCES, YA NO SOMOS LOS MIMOS.

YA NO LA QUIERO, ES CIERTO, PERO CUÁNTO LA QUISE.
MI VOZ BUSCABA EL VIENTO PARA TOCAR SU OÍDO.

DE OTRO. SERÁ DE OTRO. COMO ANTES DE MIS BESOS.
SU VOZ, SU CUERPO CLARO. SUS OJOS INFINITOS.

YA NO LA QUIERO, ES CIERTO, PERO TAL VEZ LA QUIERO.
ES TAN CORTO EL AMOR, Y ES TAN LARGO EL OLVIDO.

PORQUE EN NOCHES COMO ESTA LA TUVE ENTRE MIS BRAZOS,
MI ALMA NO SE CONTENTA CON HABERLA PERDIDO.

AUNQUE ESTE SEA EL ULTIMO DOLOR QUE ELLA ME CAUSA,
Y ESTOS SEAN LOS ÚLTIMOS VERSOS QUE YO LE ESCRIBO.




Pablo Neruda