Abro los ojos.
Tu espalda. Una de tus manos en mi cadera, la otra en mi cintura. Mi pelo alborotado. Tu gorra por ahí tirada.
Vuelvo a cerrar los ojos.
Tu pecho sube y baja al ritmo de tu respiración. Mi cabeza apoyada en ti, va al compás.Y me besas en la frente, luego en la nariz, luego en la mejilla, luego me miras a los ojos, y me besas en los labios, rápido-inesperado-feliz, sin apartar la mirada.
Algo en mi pecho ha dado un vuelco, algo vuela en mi estómago.Y te veo ahí parado con carita de sueño, con los ojos fijos en mi, que me atraviesan, sin quererlo y sin poder evitarlo. Porque te mantengo la mirada, y veo enfrente mío lo único que quiero. Y me quiero morir, y comerte a besos, te dibujo un infinito en la espalda y es entonces cuando tonta de mí, me creo que este momento será eterno.